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as calles de Fuentes de Cesna rebosan quietud. Las flores decoran las fachadas de las casas en las que todavía vive alguien. Las sillas esperan hasta el anochecer a que los vecinos salgan a tomar el fresco. Al final de la calle Real, la principal, se deja ver un sendero. Este desemboca en los restos de lo que un día fue un pueblo. Tras unos metros, aparece una de las colas del pantano de Iznájar.

La historia de este pueblo es especial, los pocos muros que aún se mantienen en pie invitan a imaginar como era el antiguo pueblo de Fuentes de Cesna. El camino separa el paisaje montañoso, en lo alto

se forma un tajo que cubre gran parte de lo que eran casas. El antiguo Fuentes de Cesna se destruyó hace 80 años. El tajo no soportó la aglomeración de la lluvia y se derrumbó sobre el pueblo.

Murieron 19 personas y una quinta parte de las casas quedó destruida. Los vecinos abandonaron sus hogares ante el temor de un nuevo desprendimiento y la inacción de las instituciones. No fue hasta 1965,

25 años después del suceso, cuando se construyó un nuevo pueblo en un lugar seguro,

la actual Fuentes de Cesna.

La calle Sevilla, en la que vive María Matas, es una de las muchas que se van quedando vacías poco a poco. Aquí ya solo quedan siete vecinos: “En la calle no se escucha nada, antes había niños correteando y jugando. Casi todas las mañanas hacían alguna trastada y escuchabas las regañinas. Ahora está desolado, solo escuchas lo que les ha dolido a unos y otros”, cuenta Maria Matas. Un paseo por las calles de Fuentes de Cesna basta para ver como la despoblación ha dejado huella. En la última década, este pueblo ha perdido al 25,7% de sus habitantes. Una situación que se extrapola a todos los pueblos del municipio.

La despoblación comenzó a generalizarse en España en torno a la década de los cincuenta. El desarrollo industrial y el avance de la tecnología propició la partida de población rural a las ciudades. Remedios Larrubia, Directora del Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga, recalca que la inversión económica se canalizó en mayor medida a las zonas urbanas quedando relegadas las rurales. En 2019 el 67% de los municipios granadinos perdiendo población. Los habitantes de Algarinejo, municipio al que pertenece Fuentes de Cesna, han disminuido un 52,6% en los últimos diez años.

Evolución de la población en el municipio: 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del padrón continuo del INE

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del padrón continuo del INE

Evolución de la población en el municipio y en Fuentes de Cesna: 

Los datos son alarmantes, pero la situación en Andalucía es mejor que en otras comunidades. Remedios Larrubia comenta que esto se debe a la estructura demográfica andaluza. “Los pueblos de Andalucía eran grandes pueblos. En los que había más de cinco mil habitantes era más fácil mantener su población que en los más pequeños. Aunque, también hubo un éxodo rural importante”, matiza.

Unas condiciones económicas deficientes, o nulas, según Eugenio Cejudo, Director del Departamento de Geografía de la Universidad de Granada, es lo que lleva a la población a abandonar sus hogares. El municipio se centra en una actividad económica agraria, en particular olivarera, que es insuficiente para generar el dinamismo económico necesario. “Aquí nunca ha habido de nada, la gente trabajaba en el campo. Nunca ha habido industria ni nada de eso. Antes íbamos a trabajar al otro lado del pantano, sin comer. Todos pasábamos hambre. Yo ganaba un duro (cinco pesetas), a los doce años, y no todos los días, cuando el kilo de pan valía quince pesetas”, asegura Antonio Ayala.

Plaza principal con la iglesia de fondo_

Plaza principal frente a la Parroquia de San Jerónimo

La salida de los jóvenes lleva a un proceso prácticamente irreversible de envejecimiento poblacional"

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Eugenio Cejudo

La situación ahora es mejor, pero tampoco alcanza lo necesario para que en este municipio brote un sector económico alejado de la agricultura. La dificultad de llegar al municipio y el mal estado de sus carreteras son dos de los factores que impiden un desarrollo de la industria y el sector servicios. Un informe de la Agencia Tributaria ha colocado al municipio de Algarinejo como el más pobre de la provincia granadina. La tasa de desempleo se situó en un 22,12% en 2019.

Eugenio Cejudo afirma que estos datos no son tan raros dado el carácter del territorio. “Si el municipio no tiene ningún tipo de actividad económica más allá de la vinculada al sector primario, será difícil que se genere riqueza. Además, las pensiones en su mayoría serán de carácter agrario que son de las más bajas de España”, añade. Se une por tanto un gran número de pensiones bajas, por el envejecimiento de la zona, y un ingreso casi exclusivo rural, por lo que el municipio difícilmente consiga superar esos datos. 

El declive del aceite puede agravar aún más la despoblación que sufre el municipio. Juan Villalba, alcalde pedáneo de Fuentes de Cesna, asegura que la rentabilidad del olivar cae en picado. "Los precios del aceite son cada vez más bajos pero los gastos para mantener los cultivos están creciendo", añade. Si la situación continúa, la población adulta que vive de la agricultura seguramente termine saliendo del municipio. 

El relevo generacional supone una de las principales trabas de la despoblación. Remedios Larrubia asegura que esta situación compromete el futuro. El poco potencial activo que queda se va perdiendo, que es el que puede innovar y transformar a la sociedad. Las personas mayores están jubiladas y tienen otras necesidades. Los jóvenes tienen que asumir esos cambios, aunque hay casos de personas mayores emprendedoras no suele ser lo habitual en esa etapa de la vida.

 

Eugenio Cejudo sostiene que la pérdida de población joven lleva a un proceso prácticamente irreversible de envejecimiento. Las pirámides de población son el reflejo evidente de este problema. En el caso de Fuentes de Cesna, se observa cómo esta se expande a partir de los sesenta años en adelante.

Esta falta de movimiento natural lleva a su vez a un problema mayor, la reducción o cierre de servicios y actividades esenciales. Lo que hace que más gente joven quiera abandonar su hogar. Eugenio Cejudo apunta que para poner de nuevo en marcha esta maquinaria de recuperación de población falta el elemento principal: la gente joven.

Pirámide de población del municipio de Algarinejo:

Realización propia a partir de los últimos datos del INE 

La vida en un pueblo de 400 habitantes

¿Cómo es la vida en un

pueblo de 400 habitantes?

Es viernes, y hay más gente de lo normal en la calle. En la plaza de la farmacia ya están montados los puestos, no llegan a la decena. Esta mañana es la única oportunidad que tienen los vecinos de poder comprar ropa o zapatos. María Matas toca en la puerta de su hermana mayor, Ana Matas, para preguntarle cómo ha pasado la noche y si va a bajar a mirar los puestos, pero la hermana mayor le responde que hoy no.

“Llevo más de 40 años viviendo en Fuentes de Cesna, y no me quiero ir de aquí”, asegura Ana Matas, mientras su hermana la mira atentamente. Las dos han llevado vidas muy similares y siempre han vivido en la zona. Igual que Antonio Ayala, comparten los recuerdos de cómo era la vida antes. “No había nada, ni tiendas, ni escuela, ni nada de eso, solo estábamos en el cortijo donde vivíamos con nuestros padres y hermanos”, añade Ana Matas. Un molino de aceite era de lo poco con lo que contaban los vecinos del pueblo, en el que prensaban la aceituna. De hecho, ni el panadero vivía allí, si no a varios kilómetros. Algunos días a la semana se desplazaba hasta el lugar con un carro tirado por mulos para vender el pan.

La venta ambulante sigue siendo un recurso muy importante para el abastecimiento de las familias. Los vecinos están atentos al sonido del claxon dos días a la semana a que llegue el pescadero. Los vecinos hacen la compra en dos pequeñas tiendas de alimentación, pero una de ellas hace las veces de estanco, librería y quiosco.

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María Matas
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Ana Matas

No es la falta de variedad comercial lo que más preocupa a los vecinos. “Aquí se vive muy tranquilo y bien, eso sí, sin ponernos malos”, afirma María Matas. El pueblo cuenta con un consultorio que abre varios días a la semana con un horario muy reducido. Ana Matas afirma que uno de los principales problemas es que siempre viene un médico diferente. “En la cola del consultorio siempre tenemos la misma conversación, ¿qué médico vendrá hoy?”, añade.

Los últimos meses ni siquiera se han cumplido las horas de atención que les corresponden porque llegan tarde o simplemente no van. “Si alguien se pone malo hay que ir a Algarinejo o Loja. Si no te puede acercar ningún vecino tienes que alquilar un coche”, asegura Ana Matas.

La carencia de un servicio de transporte es uno de los mayores problemas del pueblo. El autobús lleva sin pasar varios años dejando a los vecinos que no pueden conducir completamente aislados. Remedios Larrubia hace hincapié en la necesidad de que las instituciones tomen partido. “Las empresas privadas no van a perder dinero, pero el transporte debería estar subvencionado por el gobierno. Se necesita poner en marcha una política para que la población tenga facilidad de movimiento”, añade.

La única opción que tienen los vecinos es llegar a Algarinejo. Allí si se puede coger un autocar diario que va a Granada. Ana Matas señala que antes si había un autobús diario, excepto los fines de semana, lo que hacía más fácil la salida de los vecinos. La escasa rentabilidad que dejaba este servicio es el motivo por el que se suspendió la ruta, según María Matas.

La mayoría de los vecinos recurren a otras vías para poder viajar. Es el caso de Mónica Malagón, la panadera del pueblo que sale todas las mañanas a hacer la ruta de reparto por los pueblos de la comarca. Muchos vecinos aprovechan para ir con ella hasta el pueblo que necesiten.

La escuela también está en un momento difícil. Hace 40 años había en torno a setenta u ochenta alumnos, ahora solo necesitan usar una clase para los diez o doce alumnos que quedan. Carmen Comino es una de las pocas vecinas que ve cómo su bisnieto sigue yendo al colegio por el que pasaron sus hijos y nietos.

El futuro de la despoblación

El futuro de la despoblación

El ayuntamiento está estudiando medidas para intentar frenar en la medida de lo posible la despoblación que sufre el municipio. La tranquilidad y seguridad que el pueblo transmite a los vecinos es uno de los principales motivos para que los habitantes sigan aquí. María Matas asegura que la gente que va de vacaciones disfruta mucho de la tranquilidad.

 

Promover la actividad turística rural es una de las posibilidades que tienen estos territorios para renovar

la economía. Mejorar el patrimonio natural e histórico es una parte vital para atraer al turismo a estos municipios. Juan Villalba asegura que la cantidad de parajes naturales que tiene Fuentes de Cesna como es el caso del 'Tajo de la Villavieja' sirven para atraer a los turistas. Además, la elaboración de recursos propios de la zona como es el aceite de oliva es un valor añadido. 

Eugenio Cejudo insiste en que generar economía con este tipo de turismo es una vía, pero tiene que ir acompañado de otro tipo de prestación de servicios públicos y privados. Esta idea serviría para diversificar la economía de base rural, pero se necesitan garantizar una serie de servicios básicos y su acceso es complicado en algunas zonas.

 

La falta de relevo generacional supone otro escollo en la implantación de cualquier iniciativa. “Si ya tenemos una población muy envejecida, no hay gente joven que ponga en marcha ese movimiento de cambio”, señala Eugenio Cejudo.

La financiación estatal para fomentar el avance en telecomunicaciones, la accesibilidad y la rehabilitación de servicios públicos es el camino a seguir para Remedios Larrubia. “Cada municipio explota los pequeños recursos que tiene y eso es igual que poner un parche en vez de solucionar el problema. Sin una política a nivel estatal este problema no se resolverá porque se necesita una partida económica grande para realizar cambios significativos”, matiza.

El mapa de la ‘España Vaciada’ es cada vez mayor. “Hay pirámides de población totalmente invertidas, eso no tiene solución. Es imposible hacer esa inversión económica tan grande. Se podría hacer por uno o dos, pero no por todos los municipios. Hay que ser realista”, asegura Eugenio Cejudo.

 

La posibilidad de futuro de estos territorios está en el aire. Sin medidas contundentes, los problemas que ya afrontan muchos pueblos se multiplicarán en poco tiempo. Los vecinos de Fuentes de Cesna tienen claro que a pesar de los problemas que surjan no abandonaran sus hogares. Hace 80 la ayuda llegó más tarde de lo esperado, ahora se necesita una reacción contundente antes de que sea tarde. Ellos no quieren ser olvidados.

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