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¿Cómo era el antiguo pueblo

de Fuentes de Cesna?

La noche del 4 de febrero de 1940 no se borrará de la memoria de los vecinos. Las familias estaban cenando en casa cuando un ruido atronador los sorprendió. El silencio dio paso al llanto y los gritos de desesperación y angustia. El tajo, más conocido como ‘Tajo de las Cuevas’ se vino abajo al no soportar la abundante lluvia que no había cesado

en varios días.

Hubo 19 muertos, una quinta parte del pueblo quedó destruida y 11 viviendas terminaron sepultadas. Un millón de metros cúbicos de tierra y piedras cayó ladera abajo provocando un escenario de caos.

Antonio Ayala, vecino de Fuentes de Cesna, nunca olvidará aquella noche. “Una de las piedras que se desprendió del tajo cayó sobre la casa del hermano de mi padre. Estaban en casa mi tío, mi tía y su hijo. Parece que los estoy viendo ahora, a mi tío y al niño. Era pequeño y gordito. Aún siguen debajo de la piedra. Era más grande que el cortijo en el que vivían antes no había apaños, ni maquinaria, no se pudo quitar la piedra y siguen ahí debajo”, recuerda.

 

Él, cómo los pocos que todavía viven, era un niño cuando la catástrofe truncó la vida de esta gente. La ayuda llegó tarde, a causa del mal estado de las carreteras, y la falta de telégrafo. Las autoridades prometieron la construcción de un nuevo pueblo, en un lugar seguro, al ver la destrucción y el peligro ante un nuevo desprendimiento. No llegó y el miedo se convirtió en el compañero de vida de los vecinos. El temor a vivir un nuevo desprendimiento obligo a los vecinos a trasladarse a núcleos urbanos próximos como Algarinejo o Loja.

Los presagios de los vecinos terminaron haciéndose realidad, en 1963 hubo un segundo desprendimiento que terminó de destruir lo que quedaba en pie. Las autoridades destinaron, ahora sí, una partida económica para la construcción del nuevo pueblo con una capacidad para 200 viviendas. Los restos se conocen desde entonces como Fuentes Viejas.

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Ruinas de Fuentes Viejas, ubicada en el Paseo Cultural Cesna. 

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